Millones de personas dan por sentada la seguridad de sus alimentos, agua y productos de consumo a diario. ¿Por qué? Por tres letras: NSF. La certificación NSF es su clave para asegurarse de que los productos que utiliza cumplen con las normas estrictas de protección de la salud pública.
Elegir un producto certificado por la NSF le permite saber que la empresa cumple con las normas estrictas y procedimientos impuestos por la NSF. Desde las extensas pruebas de productos y análisis de materiales hasta las inspecciones de planta sin previo aviso, cada aspecto del desarrollo de un producto está evaluado minuciosamente antes de que pueda obtener la certificación.
Lo más importante es que la certificación de la NSF no es un evento único, sino que implica inspecciones regulares in situ de las instalaciones de fabricación y la repetición de pruebas regulares de los productos para garantizar que siguen cumpliendo los mismos altos estándares requeridos para mantener la certificación a lo largo del tiempo. Si por alguna razón un producto no cumple con uno o más criterios de certificación, la NSF tomará medidas de aplicación para protegerlo, incluyendo la retirada del producto, la notificación pública o la descertificación.
Se dice que los productos que obtienen la certificación de la NSF están «certificados por la NSF» o «incluidos en la lista de la NSF» y llevan la marca de certificación de la NSF correspondiente para mostrar que han sido probados por una de las organizaciones independientes de pruebas de productos más respetadas en la actualidad.